1 En China: segundo día

Arrancaba temprano ese segundo día, pues desde las dos de la mañana, entre la todavía existente descompensación horaria y unas luces que se observaban afuera de la ventana de la habitación, hicieron que conciliar el sueño no fuera fácil; las luces que se repetían cíclicamente no eran más que relámpagos de una tormenta eléctrica como las que pocas veces se ven.

Llegó la hora del desayuno, con la gran ventaja de contar con un buffet, incluido en la tarifa, para empezar la jornada.  Con el fin de que la agenda del día funcione es necesario cumplir con la hora acordada por los guías para llegar al punto de encuentro; la puntualidad es algo que los chinos aprecian mucho y llegar a destiempo puede ser interpretado como una falta de cortesía (por consenso se empezó a cobrar una multa para quienes arribaran a destiempo. Con el pasar de los días el dinero recogido tuvo mucha utilidad para imprevistos).

La primera parada fue la Plaza Tian’anmen (天安門廣場) ubicada aproximadamente a 500 metros de hotel, pero por comodidad llegué hasta ese lugar en bus.  Los accesos a la plaza son a través de pasos peatonales subterráneos, equipados con equipos detectores de metales, rayos X y cámaras de seguridad. Una vez allí, se entiende la inmensidad de la plaza y los edificios que la rodean, uno de ellos, y tal vez el más importante para algunos, es el mausoleo de Mao Zedong, autor de grandes cambios en este país y que aún sigue siendo venerado por millones de personas que le rinden honores en su tumba; luego de hacer una fila por horas (algunos compañeros de viaje trataron de entrar temprano al día siguiente, pero la cantidad de personas y el lento transcurrir en el ingreso se los impidió).  También es posible sobre un costado de la plaza apreciar el Museo Nacional de China, con toda la historia de la revolución; se encuentra ubicado al norte el Monumento a los Héroes del Pueblo, un obelisco de gran tamaño.

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Para llegar a la Ciudad Prohibida (紫禁城) es necesario atravesar la Avenida Chang'an (长安街) o “Calle de la Paz Eterna”, una vía con más de 100 metros de ancho y 46 kilómetros de largo; una vez realizado el cruce, el ingreso es través de la Puerta Tian’anmen (天安门) o “Puerta de la Paz Celestial”, aquí existe un gigantesco retrato de Mao colgando de la entrada.  La construcción del complejo imperial duró aproximadamente 15 años y fue el hogar de 24 emperadores, siendo el final Puyi, conocido como “el último emperador de China”.

Puerta Tian’anmen - Entrada a la Ciudad Prohibida, Beijing, China.

La Ciudad está básicamente dividida en dos sectores:  la Corte Externa (外朝) y la Interna (内廷); la primera utilizada para ceremonias, mientras que la segunda era la residencia imperial.

La Corte Externa estaba a su vez subdivida en tres salones:  “Armonía Suprema” (太和殿), muy importante pues aquí se realizaban las ceremonias de ascenso al poder y matrimonio; “Armonía Central” (中和殿),  usado para la preparación de las ceremonias y el descanso del emperador y “Armonía Preservada” (保和殿) donde se efectuaban los exámenes imperiales para quienes pretendían llegar a ser funcionarios del Estado.

La Corte interna tiene también tres divisiones:  “El Palacio de la Pureza Celestial” (乾清宫), para tratar asuntos oficiales en consejos; “El Salón de la Unión” (交泰殿) y “El Palacio de la Tranquilidad Terrenal” (坤宁宫), usado como residencia de la emperatriz.

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La siguiente parada en el recorrido es el Palacio de Verano (颐和园), diseñado originalmente como un sitio de descanso, una zona dominada por la “Colina de la Longevidad”, en cuya cima se encuentra el Templo de la Virtud Budista; el Lago Kunming está dotado de paisajes muy bonitos y decoraciones detalladas y conservadas.  Tiene también sus tintes escandalosos pues la emperatriz Cixi desvió el presupuesto destinado para la flota naval china en arreglos y mantenimiento, un hecho por el cual hoy en día se le recuerda como un persona nefasta en su historia y ligada a un acto de corrupción.

Se destaca en este lugar un corredor de más de 700 metros, pintado finamente con representaciones de la historia china y construido con el propósito de guarecer a la emperatriz de las inclemencias del clima; al lado del corredor se aprecian jardines típicos de una postal, me sentí sumergido en una especie de bonsái de grandes proporciones en un remanso de tranquilidad.

Un paisaje de ensueño - Palacio de Verano, Beijing, China.

Un paseo en bote remata la visita a este palacio, cruzando el lago en una embarcación con forma de dragón se pueden apreciar muchos más detalles, incluido un puente de 17 arcos y un barco con acabados en mármol.

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Es sorprendente ver todos los detalles que los chinos incorporan en su arte, desde los colores, acabados de los techos y muros, hasta sus figuras y representaciones de animales en bronce; estructuras que, a pesar de contar con varios siglos encima, siguen siendo llamativas y son muestras del poder del gigante asiático.  Además, muchos de sus monumentos están incluidos dentro de la lista de los Patrimonios Históricos de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Todas estas visitas también resaltan lo que el Gobierno hace a través de sus tiendas oficiales, sacando provecho de las especialidades de cada región; en este caso, conocí una venta de perlas de agua dulce y su proceso de cultivo, del cual es posible sacar varias de éstas en una sola ostra; luego de la demostración, tuve  la primera experiencia de lo que es comprar en este país y el regateo entre colombiano y chino.

Los planes nocturnos no estaban contemplados en la travesía, pero era un desperdicio no aprovechar esas horas para realizar algún actividad extra; esa noche asistí a un espectáculo de kung fu en el Teatro Rojo y pude disfrutar de un montaje sobre la historia de un niño y su desarrollo en el mundo de las artes marciales, junto con una muy bien lograda iluminación, música y acrobacias.  Algunos compañeros de mi grupo estaban muy cansados y durmieron gran parte de la presentación, tal vez ahorrando fuerzas y energías para el otro día. 

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