1 En China: decimoséptimo día

El último día del viaje en China empezaba muy temprano, pues debía madrugar para estar listo y dirigirme al aeropuerto.  La ansiedad por retornar a mi casa hizo que la tarea de levantarme al amanecer fuera fácil.

Mientras transitaba por las autopistas de la ciudad, era sorprendente ver uno de los puertos con una gran cantidad de contenedores, cada uno lleno de incalculables mercancías; un distrito saturado de productos de consumo y que elevan a Hong Kong dentro del escalafón de los puertos marinos de mayor movimiento en el mundo.

Un puente para cada necesidad - Tsing Ma Bridge, Hong Kong, China.

Esta región del sur de China también se caracteriza por su gran cantidad de islas, unas 235, lo cual hace que necesariamente las más importantes tengan comunicación entre ellas, a través de puentes, los cuales son una grandiosa solución y muestra del trabajo conjunto entre ingeniería y arquitectura.  Algunos de los que alcancé a distinguir son el Stonecutters (昂船洲大橋), el Tsing Ma (青马大桥) y el Ting Kau (汀九桥).

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El Aeropuerto Internacional de Hong Kong (香港国际机场) también tiene su historia, pues nació como una necesidad de reemplazar al antiguo aeropuerto, y ante la escasez de tierras que fueran capaces de albergar una construcción de este tipo, el Gobierno decidió tomar una de las tantas islas y mediante un proceso de relleno convertirla en una isla artificial digna de este megaproyecto, por esta razón también se le conoce como el Aeropuerto Chek Lap Kok (赤鱲角機場) tomando el nombre del otrora islote.  El ingenio utilizado en el lugar solo es equiparable con los miles de millones de dólares que se gastaron en la obra.

El aeropuerto en su isla artificial - Chek Lap Kok, Hong Kong, China.

En el interior, el ambiente parece más un centro comercial, o como algunos dirían “locales de comercio con aeropuerto”; el sitio se vuelve ideal para los que esperan su vuelo y buscan compras de último minuto; tuve la oportunidad de aprovechar el servicio de Internet inalámbrico gratuito mientras hacía una videoconferencia con mis seres queridos y recorría el lugar para mostrarles cómo era todo allí.  La hora del abordaje llegó y el vuelo CO98 de Continental Airlines esperaba para partir. Esta vez serían 15 horas de vuelo y otros miles de kilómetros de más; lo que importaba era todo lo que había aprendido de cultura, estilo de vida e historia; las experiencias vividas y el gran trato humano que recibí por parte de todas las personas que tuvieron que ver con mi viaje.  Un mundo distinto y tal vez extraño para la mayoría, pero como todo lo que pasa en la vida deja un gran aprendizaje y el deseo de volver alguna vez.

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