1 En China: duodécimo día

Para relatar este día, primero hay que remontarse al día anterior.  La nueva ciudad que me departía el itinerario luego de Shanghai era Guilin (桂林).  El avión arribaba a la población en la tarde noche del undécimo día y, en el recorrido hacia el hotel, observé una de las llamativas atracciones de la región:  montañas con caprichosas formas, no muy grandes pero sí cubiertas de mucha vegetación; de acuerdo a la guía local, hace millones de años toda la región era parte de un lecho marino, que  con el pasar de los años adquirió esas figuras características.


El sitio en el cual me hospedaría durante mi estancia en la ciudad era el Guilin Bravo Hotel, con muy buena ubicación en una zona céntrica y con una excelente vista nocturna del sistema del río para aquellos que tuvieron la fortuna de recibir habitaciones hacia ese lado.


Ver mapa más grande - Guilin Bravo Hotel

Esa noche salí a caminar en compañía de varios integrantes de la “misión” por las calles cercanas al hotel.  La experiencia en las otras ciudades en cuanto al tráfico, el comportamiento peatonal y los automóviles era una especie de “caos ordenado” en el cual los carros no le daban el paso a los peatones evitando, tal vez, que muchas personas al mismo tiempo intentaran pasar y congestionaran más aún las vías; incluso muchas de las ciudades tenían carriles independientes para las motos y las bicicletas, así como también pasos o puentes para los transeúntes.  Otras contaban con grandes avenidas de muchos carriles y otras con autopistas elevadas que interconectaban de extremo a extremo sin personas a la vista, simplemente carros siguiendo la rutina propia de los grandes atascamientos viales.  En Guilin, al ser un “pueblo” (en propias palabras de los locales, pues su población está cercana al millón de personas, y eso no es nada comparado con las grandes capitales) el tráfico tiende a ser más caótico que de costumbre; en la noche, una de las principales avenidas de la ciudad se cierra para dar paso a ventas comerciales; todo esto da origen a una aglomeración de personas que llegan al centro para pasar la noche, mientras compran o se divierten haciendo alguna actividad como ejercicios al aire libre o una clase de tango al lado del río.  Es necesario tener mucha precaución con las motos, ya que a veces transitan por las zonas peatonales y como son eléctricas, el sonido que emiten es poco, así que un descuido y lo siguiente es sentir el frenazo de una de ellas a pocos centímetros; finalmente parece no importarle ni al peatón ni al conductor y todo sigue igual en esta sinfonía caótica.

Ahora sí, en el día doce del viaje, el plan era un paseo en bote a través del río Lí o Lijiang (漓江); el recorrido a través del afluente se hace por medio de un transbordador, que está dotado de mesas comedor pues está incluido el almuerzo durante la travesía.  Aunque Guilin es una población pequeña en comparación con otras y tal vez no tenga los encantos de las grandes ciudades, ha sabido aprovechar muy bien sus fortalezas de tal manera que las maximiza, convirtiéndola en uno de los lugares preferidos para el “turismo ecológico”, por eso las estadísticas hablan de cuatro millones de visitantes al año que llegan cautivados por las actividades sugeridas por las oficinas de promoción local y nacional.


Durante las cuatro horas que se navega es posible deleitarse con las curiosas formaciones que rodean el río. A estas montañas les han puesto nombre de acuerdo a su parecido con algo cotidiano; la imaginación imprime denominaciones, como una roca que tiene parecido a una mujer que carga a su bebé mientras espera ansiosamente por el retorno de su marido.  Otra de las montañas es conocida como “Orejas de gato” y aparte de su asombroso parecido con estas partes del felino, también ostenta el registro de ser la más alta de la región. 


Orejas de gato - Montañas de Guilin, China.

En un precipicio se puede observar como la naturaleza a veces juega y se divierte, pues la erosión y los efectos del tiempo lograron “dibujar” nueve caballos, claro que después de un rato solo logré ver tres.  Otra curiosidad a bordo del bote son las estrategias de los vendedores para lograr realizar algún negocio, estos llegan en sus pequeñísimas embarcaciones y en una especie de abordaje pirata se pegan a los lados del barco para ofrecer sus artesanías, verdaderas obras de arte, con muy buenos acabados, pero que por su magnitud puede resultar muy difícil acomodar en una maleta y más cuando el tema del peso del equipaje se ha vuelto muy restringido.  Los campesinos y habitantes de los pueblos en las orillas disfrutan mucho de su recurso natural, mientras los grandes transbordadores circulan por su río, pequeñas estructuras en tubo y que sirven como lanchas los llevan a ellos y sus familias a través de la rivera; mujeres con sus trajes típicos, niños con cañones pequeños de agua, turistas sin camisa aguantando el calor, bueyes sumergidos con el agua hasta el cuello y gran cantidad de patos se funden en el escenario, cada uno de alguna forma disfrutando lo que hace y volviéndose parte de una paisaje muy llamativo.

La región también es conocida por sus licores y el comercio de algunos de ellos en el camino no iba a ser la excepción. El que llama más la atención es aquel en el cual dentro de la botella está una serpiente y que según la guía sirve mucho para “detener el paso del tiempo”, sacrificio grande tomar este elíxir para no tener arrugas.  La curiosidad no cesa entre varios compañeros de viaje y todo parece girar en torno a la comida, surge la pregunta acerca de la veracidad de la afirmación de que si en China sus habitantes comen perro, la guía local muy amablemente explica que no es cierto, que en zonas campesinas y más alejadas de lo urbano es común comer una especie de perro, conocido como “perro amarillo” el cual aparentemente es criado con ese propósito, pero también comen otros insectos y vegetales que sirven para la dieta que llevan; agrega a modo de comentario gracioso que  “en China se come todo lo que vuela, menos los aviones, y todo lo que tiene cuatro patas, menos las mesas”.


Hora del almuerzo - Embarcación, Guilin, China.

Tantas referencias gastronómicas, además de ver cómo es la preparación de la comida en la parte de atrás del barco hacen que el deseo de almorzar pase a un segundo plano; luego de las cuatro horas llegamos a otro pueblo con un aire más rural y la sugerencia de hacer un tour conocido como “China Profunda”, la cual  acepté; tomé un pequeño carro que me conduciría hasta las grandes plantaciones de arroz en los bajos de las montañas. Toda la región limita con Vietnam y está a menos de 500 kilómetros de la frontera, así que se nota fácilmente como si se estuviera entrando a otro mundo. Aquí los campesinos son humildes y si me atuviera a la definición de pobreza occidental, fácilmente caerían en ese rango; pero, afortunadamente, dentro de su condición tienen un techo donde vivir y tierras para cultivar y ser su sustento (las tierras son del Estado, pero éste se las facilita mediante pagos y demás para que las usufructúen).  Algunas de sus casas parecen museos pues reflejan mucho de la China tradicional, con sus cocinas y habitaciones clásicas, con las salas y altares dedicados a sus ascendientes de cierta importancia o a su gran salvador:  Mao. También en algunas se aprecian ataúdes pues no les gusta ser cremados, así que antes muchos dormían en ellos para que en caso de morir fueran enterrados y evitar ser convertidos en cenizas.  Muchos viven de la venta de sus artesanías o de dejarse tomar fotos.


Nada como un lugar para recordar a la familia y a Mao - Casas de campo tradicionales, Guilin, China.

Es de noche y otra actividad imperdible, recorrer el sistema fluvial de Guilin; a través del río se observan puentes, muchos de ellos réplicas de otros alrededor del mundo y ubicados en grandes ciudades. Todo este camino por el río se encuentra iluminado a lado y lado, también se aprecian espectáculos de sonidos y bailes por parte de los encargados de promocionar las actividades de la ciudad.  Dos pagodas, conocidas como la del Sol y la Luna (日月双塔) engalanan una parte del trayecto, y su coloración dorada y blanca llama mucho la atención.  El valor agregado del recorrido es apreciar el trabajo de los pescadores, los cuales se valen de los cormoranes para realizar su faena; estos pájaros son entrenados desde jóvenes mediante un anillo en su cuello el cual les impide tragar peces muy grandes que finalmente son los que le sirven al pescador para su labor; los de menor tamaño y que logran pasar a través del cuello del animal le proporcionan alimento.  La técnica puede parecer cruel, pero es la tradición de muchos años que llevan a cuestas estas personas; como espectáculo es algo novedoso y también por el “diálogo” que se establece entre pescador y cormorán luego de que este último ha pescado algo y tiene que “devolverlo” para que su amo se apropie del producto, un intercambio de graznidos y se repite el ciclo zambulléndose en el agua para buscar un nuevo pez e intentar un contrabando que logre alimentarlo.

Pesca nocturna con cormoranes - Guilin, China.

Para finalizar la jornada, otro espectáculo de esos que pocas veces se ven, en el Hotel Lijiang cada noche se despliega un show de agua en su fachada de 45 metros de altura en donde cae una cascada artificial al ritmo de la música y bajo la mirada atenta de los turistas que llegan con anticipación para no perderse esta función.  Curiosamente observé carros no muy limpios parqueados en la acera de este hotel, no creo que desconozcan lo que pasa allí con el agua, así que presumo que aprovechan para mojar sus automóviles y hacerles algo de limpieza gratis mientras miran este despliegue de agua cayendo.


Clic aquí para ver las fotos.

1 comentario:

Guillermo Alberto dijo...

En #Guilin a través del Lijiang, curiosas montañas, vida campesina y una hermosa vista nocturna en el 12° día en #China http://t.co/1fVGNVC